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MARTÍN ELÍAS, OTRO ESLABÓN EN LA CADENA DE LA TRAGEDIA DEL ACORDEÓN

  • Foto del escritor: LA REVISTA DEL CARIBE
    LA REVISTA DEL CARIBE
  • 14 abr 2017
  • 2 Min. de lectura

Martín Elías sumó tristemente su nombre a la trágica lista de artistas de la música de acordeón que han perecido en siniestros viales.

Eduardo Lora, nombre que inmortalizó Andrés Landero en una elegía al amigo accidentado letalmente en Loma ‘e la Venera, es génesis de esta historia de la fatalidad en carreteras del Caribe colombiano.

La leyenda habla de que Francisco ‘El Hombre’ se llevó al diablo en un duelo musical, pero nunca se pudo saber la fuente de aquel oscurantismo para que aún El Rey del Averno parezca enseñorearse en el Caribe con la hambruna en La Guajira, la corrupción en Cesar y otros departamentos, la miseria en Magdalena, el desastre ambiental en Bolívar y Atlántico y la convivencia del crimen y la política en Córdoba y Sucre.

Esta tragedia que por endémica ha terminado haciéndose costumbre, se nos pone de presente en calamidades como la que hoy ha hecho protagonista a “El Gran Martín Elías”, sin que alcancemos a entender si es el Soberano de las Tinieblas que se yergue desafiante o es una señal divina para que en viernes santo recapacitemos acerca del presente que hemos forjado y el desastre de región que dejaremos a generaciones subsiguientes.

Fue precisamente esa cadena de muertes trágicas la que alejó precozmente de las tarimas a Calixto Ochoa y otros grandes de la música de acordeón. La decisión la tomó El Cantor de Valencia luego de que su exitosa fórmula vocal, Lucho Cuadro, quedara como en la canción recién grabada por ambos: “Muriendo lentamente”. Después de varios días de agonía por un accidente automovilístico el cantante falleció y terminó de forjar la idea que ya venía calando en la sabia mente de Calixto.

El sino de la tragedia ha marcado a varios prominentes de la música de acordeón, contando entre ellos a Adaníes Díaz quien falleció precisamente a los seis meses de haber muerto también en forma trágica su acordeonista Héctor Zuleta; A tiros, como Héctor, también murió Rafael Orozco, cerrando así una página dorada en la historia de El Binomio de Oro.

Hernando Marín, compositor egregio del romantico-costumbrismo, murió en un accidente vehicular; Jesús Manuel había cosechado éxitos junto a Ismael Rudas, Omar Geles y Víctor Naín cuando un intempestivo siniestro le segó la existencia; Kaleth Morales acababa de dar el más grande concierto en Bogotá perfilándose como el máximo exponente de la llamada “Nueva Ola” cuando un accidente lo dejó en muerte cerebral falleciendo dos días después; Patricia Teherán ‘La Diosa del Vallenato’ aunque huidiza a la muerte, tarde no la conoció, también en un accidente; y aunque no fue en carretera, Juancho Rois, el acordeonista de Diomedes, el padre de Martín Elías, también pereció con sus compañeros de conjunto Rangel Torres y Eudes Granados en un accidente aéreo.

Fue precisamente ‘El Cacique’ quien profetizó que su hijo sería grande, ya que mientras en sus saludos hacía alusión a sus otros hijos, a Martín Elías le antepuso siempre el apelativo de ‘El Gran’.

Pese al estilo de vida que llevó Diomedes, éste murió naturalmente hace más de cuatro años sin imaginar que en tan corto tiempo el mundo del vallenato estaría lamentando también la partida de su exitoso hijo.



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