UNA MINISTRA QUE SE PONE EN MEDIO A LA PROTECCIÓN DEL AMBIENTE ¿Frente a la economía, quién piensa

La voracidad industrial ha vuelto a abrir sus fauces ante la apetencia por explotar las reservas naturales.

El hecho de que se tenga a alguien de la región en un alto cargo estatal debería representar mayores y mejores oportunidades de desarrollo y defensa del territorio y de sus gentes, pero infortunadamente no siempre es así.

Ello lo patentiza el anuncio hecho por la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, consistente en la pretensión de transferir a esa cartera las funciones de protección ecológica que corresponden a la Unidad de Parques Naturales, con la intención de fomentar dentro de esas reservas la industria ecoturística.

El interés recientemente expresado por dicha funcionaria coincide con el proyecto del Grupo DAABON de construir un hotel cinco estrellas dentro del Parque Tayrona. La ministra ha entrado pisando firme pero a la vez con tacto, ya que habla de actividades amigables con el medio ambiente, cuando las experiencias han mostrado que una vez posicionada la industria no se conformará con ello, sino que irá expandiéndose hasta que los parques naturales terminen en complejos hoteleros que desconocen la importancia de la ecología y el valor de las tradiciones de las comunidades ancestrales.

El ecoturismo se ha posicionado como la segunda fuente de ingresos de divisas en Colombia y ello ha sido tomado como una de las banderas de Lacouture para ambientar su propósito en el gobierno y quizás para mostrar a los parlamentarios la diversidad de oportunidades que tendrían como medio para aprobar el proyecto. Ya expertos ambientalistas han advertido que cualquier infraestructura debe estar fuera de las áreas protegidas. Pero los políticos saben que en derecho, aun cuando sea ‘un torcío’, las cosas se deshacen como se hacen. Y los inversionistas tienen el medio para poner a muchos congresistas en su ambiente.

Con su actitud esta ministra no muestra estar en pos de mayores y mejores oportunidades de desarrollo y defensa del territorio y de sus gentes, sino proyectando el progreso económico de la industria turística en detrimento de la necesaria defensa del territorio protegido, así como de los usos y costumbres de los antiguos pobladores y de la gente del entorno que es directamente beneficiaria del aporte medioambiental de la conservación de dichas reservas y sería igualmente directamente perjudicada por la contaminación que ansía introducir esta desacertada representante de nuestro Caribe.