Un 'carnaval' de corrupción

Comienzan cuatro dás de jolgorio en el éxtasis de la puesta en escena de la tardición Caribe que en medio de la tragedia se refugia en la mascarada de la alegría para hacer menos intenso el drama. Porque en La Guiajira sigue la corrupción que se apropia del erario y mata de hambre a los niños, mientras el resto de la población parece acostumbrarse a que la falta de salud, educación y agua potable les haga un desierto el futuro. En Cesar no es menos y lo patentizan los funcionarios destituidos y hasta presos en las últimas administraciones. En Magdalena y su capital las mafias siguen controlando la política y la economía, desecando ciénagas y ocasionando mortadades de peces que empobrecen aún mas a los pobladores, mientras en Taganga parece no haber más ley que la de unos israelíes viciosos y proxenetas. Es la misma mafia que bajo otros apellidos pretende apropiarse de lo público en Bolívar y se extiende tristemente hasta las sabanas de Sucre y Córdoba.

Llegará el Miércoles de Ceniza y allí la contrición en el confesionario, los golpes en el pecho y la ceniza en la frente.

Ojalá vivamos de la mejor manera la herencia morisquetera de Momo, la exquisita degustación de Baco y el regocijo de Arlequín y, en el guayabo del comienzo de la Cuaresma hallamos dejado bien enterrado al 'Joselito' de la corrupción, en la búsqueda de una resurrección para esta Costa.

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